Experiencias de proximidad con la muerte.

Estado alterado de la consciencia en el que se entra al vivir una experiencia cercana a la muerte (por ejemplo un paro cardiaco), frecuentemente se asemeja a las alucinaciones que produce el consumo de algunas drogas.

Las investigaciones de Siegel, muestran que el contenido de la experiencia cercana a la muerte se ajusta a las expectativas que pueden tener las personas que saben cómo es una alucinación. Además se sabe que la privación de oxígeno y otros daños en el cerebro provocan alucinaciones. La privación de oxígeno desactiva las células inhibitorias del cerebro, lo cual aumenta la actividad nerviosa en la corteza visual, afirma Susan Blackmore. El resultado es una mancha de luz muy parecida a lo que veríamos si nos moviéramos por un túnel. Por tanto, es posible que, bajo presión, el cerebro fabrique la experiencia cercana a la muerte. Los pacientes que han sufrido daños en el lóbulo temporal, también confiesan haber tenido experiencias místicas. Las personas propensas a la fantasía son especialmente susceptibles de vivir experiencias cercanas a la muerte y otras experiencias extracorporales.